MARCHA POR EL ASESINATO DE MOLARES | 2023
Tras la muerte del fotoperiodista Facundo Molares en los inicios de la veda electoral en pleno centro porteño, una gran masa de personas se manifestaron en el Obelisco a la mañana siguiente. Lo que parecía ser una manifestación pacífica, rápidamente se tornó en un enfrentamiento con las fuerzas del orden que ocasionó el súbito desplazamiento de la seguridad local al centro del conflicto.
El centro de la principal ciudad de la República Argentina se llenó de manifestantes, quienes justamente, en ese mismo momento, se enteraban de la autopsia de Facundo Morales, cual refutaba la hipótesis de muerte natural al encontrarse costillas rotas y hemorragias internas en el cuerpo del fotoperiodista.
La demanda social a puro desgarro de pulmón. Ante el hartazgo de quienes se manifiestan en contra de las políticas de Propuesta República, la principal avenida de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se llenó de gritos y banderas en denuncia.
Los candidatos de la izquierda (Nicolás Del Caño, Candidato a Vicepresidente de la Nación; Christian Castillo, Ex Diputado Nacional) se hicieron presentes para manifestarse contra las políticas represivas del Jefe de Gobierno Porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
Lo que representaba una manifestación pacífica concurrida por diferentes fuerzas políticas se transformó rápidamente en corridas y fuertes estruendos: Bombas de estruendo y molotovs fueron detonadas contra un puesto de la policía de la ciudad.
Manifestante encapuchado comenzó a vandalizar el puesto policial con diferentes leyendas en oposición a las fuerzas de seguridad porteñas. Dichas expresiones ante la prensa sería la perfecta excusa para dispersar la manifestación a dos días de las elecciones primarias.
Los manifestantes, o infiltrados como eran denunciados por manifestantes pacíficos, comenzaron a tirar distintos tipos de proyectiles contra el cordón policial. Acción realizada ante los distintos periodistas presentes.
Expectante desde las alturas: Un testigo de la tensión en el Obelisco, observa desde las oficinas de un banco.
La fuerza de seguridad porteña se hizo presente en el lugar, desarrollando un operativo de dispersión de los manifestantes. Resguardándose detrás de sus escudos a la espera de la orden para avanzar contra los insurrectos.
Una mujer mayor expone su cuerpo ante la lluvia de piedras y con los efectivos armados a su espalda, exclamando el cese de violencia entre ambos bandos y, en pleno nerviosismo, denunciando la reciente pérdida de su marido ante la prensa presente.
Entre lamentos y lágrimas: La mujer que había expuesto su cuerpo a las piedras y las balas fue extraída de la primera línea por otros manifestantes y socorrida en una esquina. En pleno estado de shock, la mujer llora y se lamenta por los numerosos episodios violentos de los últimos días.
Dudando y apuntando: El efectivo empuña su escopeta, mientras mira hacia todas direcciones, sin saber si disparar como respuesta ante el tumulto de manifestantes acercándose al cordón policial.
Tras los escudos, los oficiales resisten las lluvias que son arrojadas por un pequeño número de manifestantes encapuchados. Cada vez parece caldearse el conflicto, pero los únicos que terminan deteniendo dicho accionar violento son otros manifestantes en son de la pacificación de la demanda.
Se nos ríen en la cara: En lo que debería ser una jornada trágica tras el asesinato de un manifestante y fotoperiodista en manos de la Policía de la Ciudad, una oficial perteneciente al cordón policial que buscaba dispersar dicha reacción social, sonríe y ríe junto a sus colegas.
Llenando las calles: Las periferias de la 9 de Julio se llenaron de oficiales motorizados que esperaban que se les grite la orden de circular en búsqueda de manifestantes violentos dentro de una jornada de iguales cualidades.
"Ahora se viene el contraataque" exclamó el Oficial Teplitzky ante la cámara, con completa impunidad o, tal vez, en plena euforia del deber.
El centro de la Ciudad blindado: Las fuerzas de seguridad porteñas lucieron todo su repertorio de parafernalia represiva tras notificarse el encuentro de una molotov cerca de la legislatura porteña. El numeroso operativo terminó teniendo como resultado una ostentación de la política de seguridad potenciada por Rodríguez Larreta, antes que una real solución de la conflictividad social de la época electoral.
